El invierno en nuestras vidas no es sinónimo de hibernación, quizás lo fue en alguna era, pero en nuestro tiempo virtual todo está prevenido energéticamente, y no necesita de hipotermias reguladas ni de braseros introspectivos. Así que nada, todos a las calles, a perderse entre apariencias y bufandas, a mostrar el palmito de temporada otoño-invierno y a encoger los hombros, y cuando volvamos a casa encendamos el ordenador, la televisión, el ipod, y la cortadora de chope.
Dice que por siempre... y se entrega inquieta como la corriente.
Dice que te siente... simiente.
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