martes, 10 de enero de 2012

Birth Day


Estallaron las venas de sus manos desesperadas por asir lo inasible. "Si no aprietas se te muere" dijo un celador fornido aupado encima de su vientre para presionar con su culo y sus puños sobre mi. Al parecer retardaron el nacimiento con una jeringuilla ante la ausencia del médico en el turno de noche. Ella, sola, en un último arrebato, fuera ya del dolor humano, provocó la expulsión de mi cabeza blanca, sin gesto, sin ánimo de llorar, con el cordón umbílical enredado en mi cuello queriendo decapitar lo que aún no ha florecido. Desde entonces la incubadora sigue siendo mi segundo hogar.

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