Recuperar el lúcido automatismo, recuperar el sentido de lo inevitable...
Asumir que nadie está a salvo y que por las calles siguen caminando los brutos y los piadosos. Asumir que día tras día pierdes aliento y olvidas que respirando eres.
Me encontré en 1954 con una mujer calva muy atractiva llamada Larshä, ella cruzaba un puente y yo nadaba justo por debajo. (Jamás continuará)
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