lunes, 21 de enero de 2013

Teatro del Ego



Día a día, noche a noche, llevamos a la sombra con nosotros, la sombra que hace todo lo posible por relucir. Acude dónde haga falta para poder exhibirse, pronunciarse. No sólo en los sueños, si no también en los bares, las reuniones, con la familia comiendo paella, con los amigos, con los amantes... Si niegas a la sombra, ésta batallará hasta que no sepas dónde andas, qué comes, qué bebes, qué persigues, con quién has pasado toda una vida.

El teatro es un territorio apestado de proyecciones, isla en penumbra. Quién busque verdad que la encuentre en la conmoción, en la cresta del bello, en la crisis, en la garganta contraída, en la convulsión, en la liturgia, en el duelo, en la catarsis...

Nadie lloró la muerte del teatro porque también fue una simulación.

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